En marzo pasado, un artículo publicado en el Harvard Business Review titulado ‘Understanding the economic shock of coronavirus’ (Entendiendo el choque económico del coronavirus) describe cómo el coronavirus tomó desprevenidos a gobiernos y mercados financieros. Afirma también que lo único cierto es que cualquier intento de predecir el comportamiento futuro de los mercados fallará como consecuencia del nivel de incertidumbre. Se desencadenó una crisis económica sin precedentes para la que nadie estaba preparado. Ni siquiera los líderes más experimentados.
Una crisis económica se da porque falla alguna de las fuerzas que mueven los mercados. Por ejemplo, si conducimos un vehículo, conservaremos o aumentaremos la velocidad si mantenemos presionado el acelerador, y si el motor funciona bien. Si soltamos el acelerador o falla alguna pieza, el automóvil pierde velocidad y se detiene. El coronavirus produjo un choque mecánico inesperado que detuvo el vehículo. No por una falla mecánica o porque soltamos el acelerador, sino porque entró en un terreno fangoso que le quitó la tracción, deteniéndolo súbitamente. Como consecuencia, la economía colombiana cayó un 15,7% durante el segundo trimestre, más de 4 millones de empleos perdidos, y muchos negocios que cerraron sus puertas.
En medio del lodo, el líder debe observar el terreno, entenderlo, y decidir cuál es la mejor estrategia para devolver el vehículo a tierra firme. La pandemia nos ha obligado a tomar decisiones en un entorno incierto, para asegurar la sostenibilidad de nuestras empresas y el bienestar de los colaboradores. Por lo tanto, quien tenga una posición de liderazgo debe encargarse de planear la salida segura a terreno firme para retomar el camino. Debe monitorear todos los sistemas del vehículo y asegurar que sus pasajeros estén en capacidad de bajarse y empujar junto a él.
Mantener la serenidad para analizar, entender el entorno, y tomar decisiones que aseguren la sostenibilidad de la empresa durante y después de la crisis es una condición indispensable. Por lo tanto, el líder debe ser capaz de vencer sus propios miedos en medio de la incertidumbre, para poder transmitir tranquilidad a todos los pasajeros. Sobre el particular, un artículo publicado recientemente por McKinsey & Company resalta el valor de la experiencia en el manejo de crisis en algo que denominan “calma deliberada” y que tiene que ver con la capacidad de desprenderse de una situación delicada y pensar con la claridad suficiente para trazar un camino seguro.
La serenidad es fundamental para poder ver con claridad a través del panorámico empañado, tomar decisiones en medio de la incertidumbre y dirigir adecuadamente a sus equipos. En el caso del vehículo en medio del lodo, es la capacidad de evaluar el terreno, trazar el camino para empujarlo, y asignar a cada pasajero responsabilidades que aseguren volver a la ruta pavimentada y así retomar el camino. Es fundamental entender qué información debe recibir de cada pasajero y conjugarla con su propia visión y experiencia, para tomar decisiones que aseguren la protección del vehículo, el bienestar de los pasajeros y la llegada al punto de destino. Es decir, fomentar la acción colectiva canalizando y procesando toda la información disponible para entender y evaluar riesgos, e implementar los ajustes que sean necesarios a la estrategia para garantizar la sostenibilidad de la empresa durante y después de la crisis.
La sostenibilidad de las organizaciones y su transcendencia en la sociedad deben ser la prioridad en la agenda. Pero no olvidemos que son las personas quienes hacen posible que las organizaciones funcionen. Por lo tanto, un buen líder debe entender que el bienestar físico, mental y emocional de los colaboradores es una condición indispensable para garantizar que un equipo marche sólido hacia la meta. De otra parte, la comunicación clara, oportuna y en exceso, asegura que todos entiendan las condiciones del terreno y se sientan confiados de la mano de su líder, como complemento a la capacidad para preguntar, con insistencia si es necesario, para mantener el nivel de alerta, y tomar las mejores decisiones posibles aun con el panorámico empañado.
Finalmente, la habilidad para asignar cargas garantizará que el esfuerzo colectivo sea efectivo y la capacidad de retar fomentarán la creatividad manteniendo la motivación en lo más alto. Con esto, no me cabe duda de que muchos lograrán encontrar nuevas oportunidades en medio de esta pandemia para la que nadie nos había preparado.